No tengo que preguntártelo, se que has escuchado del impacto que tiene los plásticos en la salud del planeta, tal vez has escuchado un poco del daño a la salud humana. ¿Qué pensarías si te dijera que el surgimiento de este material tuvo una connotación de protección ambiental?
¡Los elefantes se extiguen! Una alerta de 1867
Los elefantes corren el grave peligro de contarse entre las especies extinguidas.
New York Times. 1867.

Si te platico de alguna especie que está por extinguirse tristemente sería algo habitual en esta época, pero si te platico de una alerta de 1867, nos daremos cuenta que nuestras problemáticas no son nuevas.
En aquel año, el New York Times publicaba un artículo alertando la posibilidad de que los elefantes estaban por extinguirse, y artículos como los peines son bastante relevante para explicar la razón.
No importa tu situación económica, estoy seguro que no sería ningún problema para ti comprar un peine (y eso que puedo presumir que yo no utilizo). Es un producto extremadamente económico, pero no siempre lo fue así. En aquella época era un artículo de lujo, solo las familias adineradas podían adquirirlo. Estaban fabricados principalmente de marfil, y por supuesto otros accesorios, como los espejos, también eran de este material. Hace siglo y medio, esto ya despertaba preocupaciones ambientales.
Otro producto fabricado con marfil eran las bolas de billar. Eso inquietaba a los fabricantes ya que si se extinguían los elefantes ¿Cómo vamos a continuar fabricándolas? De modo que se ofrece una recompensa de 10,000 dólares a quien desarrollara una alternativa.
Y surge el uso masivo del plástico
Al igual que el petróleo llegó en auxilio de la ballena, el celuloide ha proporcionado al elefante, a la tortuga y al coral un respiro en sus hábitats naturales; y ya no será necesario saquear la tierra en búsqueda de sustancias que son cada vez más escasas
Fue en 1869 cuando John Wesley Hyatt, mezclando una serie de sustancias desarrolló el celuloide. Aunque nunca recibió su recompensa ya que este plástico no fue muy apto para usarlo en la fabricación de bolas de billar, había dado con algo muy importante: un material económico, fácil de trabajar y que podía simular ser caro.
Con el celuloide, aquellos peines de marfil tan costosos ahora podían fabricarse a un costo sin comparación. Un peine de celuloide podía aparentar ser de marfil ¿Quiénes fueron los clientes para estos productos? Las personas que no podían adquirir lujos. Por primera vez podían usar un producto de familias adineradas, y claro que lo podían presumir. Al final de cuentas, el consumismo ha estado con nosotros desde hace siglos, pero ahora hacía presencia con el añadido de no representar un reto de compra para quienes no tenían recursos económicos.

La innovación continuó, otros plásticos fueron desarrollados. Surgiría la baquelita como el primer plástico totalmente sintético. ¿Cómo que primer plástico sintético? ¿Acaso hay plásticos naturales? Si, tal vez no lo sabías pero existen polímeros de origen natural.
Aunque la baquelita no es tan flexible como el celuloide de Wesley ofrece otra característica: Durabilidad. Su principal uso fue militar, y llegó justo a tiempo para ser usado en la segunda guerra mundial, pero el evento bélico llegaría a su fin y en algo más se tenía que utilizar.
Si guardas algún electrodoméstico de la época de tus abuelos (o bisabuelos si no eres chavoruco), notarás como todavía funcionan. Claro que las cosas de antes se hacían para que duraran, y la baquelita era elemental. Radios, televisores y otros aparatos más fueron fabricados con este plástico sintético. No había vuelta atrás, habíamos entrado a la era del plástico. Su bandera era: ya no es necesario matar animales para fabricar productos, ahora podemos usar plástico. Era un material que venía a salvar a la naturaleza.
El plástico salvando vidas
Una industria se vio totalmente beneficiada con la innovación de los plásticos: la industria médica.

Equipos y accesorios ligeros, resistentes y económicos llenaron los centros médicos ¿Cuántas vidas se han salvado gracias a los plásticos?
Piensa un momento en la bolsa del suero (o de diálisis, o de sangre, o de orina, tantos usos). Está en todos los hospitales, es facil de colocar y quitar. Si ocurre un accidente y se cae es improbable que se rompa. Todo un monumento a la ingeniería de la innovación. Uno de los materiales que permiten su existencia es el policloruro de vinilo o PVC.
Este material lo conoces, la mayoría de las tuberías de tu hogar son de PVC. Para que la bolsa sea flexible y no dura como los tubos se le agrega un aditivo llamado DEHP, un tipo de ftalato, y aquí empiezan los dolores de cabeza (y no de manera literal).
Atacando tus hormonas
Los ftalatos son disruptores endócrinos, y a riesgo de recibir alguna crítica de especialistas endocrinólogos considéralos como “falsas hormonas”.
Las hormonas tienen múltiples funciones, son algo así como programitas de tu organismo. Por ejemplo, un día decides tomarte una bomba azucarada de starbucks (el peor café que puedes elegir, feo, malo y caro). Los niveles de azúcar en sangre se elevan y el páncreas empieza a producir una hormona llamada insulina. La diabetes tipo 2 es una resistencia a la insulina, es así un problema hormonal. Hoy sabemos que la exposición a químicos y contaminantes aumenta el riesgo de padecer diabetes.
Los disruptores endocrinos (con acento o sin acento dependiendo el país que me leas), están en todos lados, tienen la característica de ser persistentes, es decir que una vez que algo se contamina, sea tu cuerpo o el ecosistema, ahí se van a quedar bastante tiempo.
Algunas fuentes de exposición son:
- Múltiples plásticos (obviamente), sobre todo transparentes y flexibles. Hay que extremar preocupaciones en artículos para bebes y niños.
- Recipientes desechables.
- Alimentos marinos contaminados.
- Muebles y telas del hogar expuestos a retardantes de llamas.
Regresemos al uso médico. No porque un artículo esté fabricado con sustancias dañinas significa que nos va a afectar, de alguna manera tiene que ingresar a nuestro cuerpo ¿Estamos en riesgo?
A finales de los años 60, Robert Rubin y Rudolph Jaeger se encontraban haciendo experimentos con ratas de laboratorio. Los resultados no arrojaban lo que se esperaba, una sustancia estaba causando interferencia ¿Cula sería? Si, ftalatos ¿Y de donde venían? De bolsas médicas. Habían descubierto que estas sustancias de transminan fácilmente a contenido con sangre y grasa. Después de la publicación de su artículo quedaba al descubierto que ese material que venía a salvar a la naturaleza nos estaba perjudicando.
Hoy sabemos que algunos de los efectos a la exposición de disruptores endócrinos puede tener como consecuencia:
- Desarrollo de tumores y cáncer.
- Infertilidad.
- Baja calidad del esperma.
- Menor desarrollo del pene (tamaño máximo que alcanza).
- Reducción de los niveles de testosterona.
- Feminización de hombres.
- Masculinización de mujeres.
Nunca he visitado un centro médico en calidad de paciente (de esos que se quedan internados). A lo mejor también gozas del mismo beneficio. Pero también es probable que al igual que yo si nacieras en un centro de estos, donde nos expusimos a disruptores en nuestros primeros minutos de vida.
Se sabe muy bien que los potenciales efectos de estos químicos pudieran aparecer 20 o 30 años después de la exposición, claro que me preocupa, y para adelantarme a cualquier broma que me quieras hacer, no es por el tamaño máximo de mi pene.
La salud del planeta también está en riesgo
En 1997 el Capitán Charles Moore regresaba de un paseo de velero de las Islas de Hawái hacia California. No era algo nuevo para el pero en esta ocasión decidió cambiar el rumbo hacia una ruta que despierta poco interés debido al oleaje y las pocas especies disponibles para ser pescadas.
En algún momento se encontró con algo que lo impactó, te lo pudiera describir como una apariencia de caldo de verduras, pero no eran verduras lo que lo rodeaban, eran partículas de plástico.

Lo que había descubierto es lo que hoy conocemos como la “isla de basura”. Hay muchas de estas en los océanos.
Un reporte publicado en el 2020 por The Pew Charitable Trusts señala que en el 2016 habrían llegado 11 millones de toneladas de plástico a los océanos, y peor aún se estima que para el 2040 sean 29 millones de toneladas anuales.
De lo que llega al océano, 11% lo hace en forma de microplástico (Según la NOAA son aquellos con diámetro menor de 5mm). Aquí viene lo interesante:
- El 18% de microplástico son pellets. Esto es básicamente unas especies de bolitas de uso industrial para fabricar productos.
- El 4% de ropa y productos de cuidado personal. Esa prenda que utilizas de esa marca que no quiero mencionar (empieza con Z y termina con A), fue fabricada de manera intencionada para tener un ciclo de vida muy corta. Pagas mucho por pésima calidad. Asimismo, si usas exfoliantes, es muy probable que estén fabricados con microplásticos.
¿Y dónde queda el porcentaje restante? El 78% de los microplásticos que llegan a los océanos son por el desgaste de los neumáticos de los automóviles. El desprendimiento de esas partículas están en el aire que respiramos y llegan a los océanos. Se ha invertido gran cantidad de energía y recursos a la difusión de la problemática de las bolsas desechables y popotes, y se ha logrado legislar en su contra ¿Cuándo has escuchado algo en contra de los neumáticos? Y hasta donde llega mi actual conocimiento, no hay un material disponible para su sustitución.
Los microplásticos actúan como esponjas, atrapando todos los químicos que arrojamos a nuestros océanos, luego llegan los peces y se comen esos microplásticos ¿quién crees que consumo especies marinas? No es solo la exposición al plástico de uso diario, es la exposición a nuestros alimentos.
Algunos de los químicos que se han encontrado de acuerdo a Greenpeace España son:
- Bisfenol, un disruptor endócrino que es tóxico para el desarrollo del feto y bebés.
- Ftalatos, de los cuáles ya platicamos.
- Nonifenol, que se ha visto que causa feminización en especies marinas.
- PBDE, un retardante de llamas que afecta a tiroides, es neurotóxico y daña tu hígado.
- PCB, afecta al sistema nervioso, hígado y es cancerígeno.
- HAP, mutagénico, cancerígeno y afecta el sistema reproductivo.
- DDT, un terible pesticida tóxico, prohibido para la mayoría de usos en la mayoría de los países.
¿Puedo hacer algo?
Siempre lo estoy mencionando: no vives en una búrbuja que te proteja del entorno, pero si hay algo que puedes hacer para protegerte. En este caso:
- No consumas agua embotellada.
- Los recipientes de plástico que adquires deben estar libres de BPA y ftalatos (una etiqueta lo debe indicar).
- No metas plástico al microondas.
- Entre más grande la especie marina que estés consumiendo, mayor cantidad de químicos es probable que tenga.
- Actúa, reduce los desechables, evita cosméticos y artículos de limpieza que tengan microplásticos (normalmente aquellos con ingredientes naturales y orgánicos no lo tendrán), reduce el uso de automóvil particular.
Mi intención no es satanizar al plástico, creo que para aquellos productos destinados a ser usados “toda la vida” es una excelente opción, no creo que tengas que cambiar tu peine, este durará décadas, pero si es una realidad que hemos fabricado productos que no queremos que usen plástico, sobre todo los desechables. Si dañamos al planeta nos dañamos a nosotros, si lo protejemos nos protejemos a nosotros.
Te luciste con esta entrada!