Concientizar no es el verdadero reto

La contaminación es algo malo, daña tu salud, daña al planeta, pone en riesgo el futuro de las próximas generaciones. No importa que estés adentrado o no en esta temática, es algo que ya sabes. En algún momento de reflexión sobre estas situaciones todos nos hacemos la pregunta ¿Por qué? ¿Por qué existe contaminación? ¿Por qué seguimos haciéndolo?

Al buscar la respuesta exploraremos cosas como: es que la Ley, es que el gobierno, es que las empresas, es que… y casi siempre llegaremos a un punto en común: falta conciencia.

Creo que es un error o al menos es una respuesta parcial. No estoy diciendo que no sea importante estar conscientes de la situación, pero de manera constante suelo citar el ejemplo del fumador. Quien fuma sabe el daño que se está ocasionando, no solamente porque lo bombardean de información sus familiares, los medios de comunicación y hasta la cajetilla de cigarros le muestra una imagen horrorosa de lo que ocurrirá con sus pulmones, sino porque lo siente cada vez que hace un esfuerzo y se queda sin aliento, cada vez que prende un cigarrillo y la gente se aleja, cada vez que el mismo se siento asqueado y sin embargo lo sigue haciendo, entonces no es solamente una falta de conciencia, debe haber algo más.

Un viaje al pasado

Imagínate que tuvieras la posibilidad de retroceder en el tiempo y platicar con tu versión de años atrás, pues eso es este post. En una limpieza que le hacía a mi dropbox debido a algo que ocupaba mi amiga Saraí Domínguez (la diseñadora de este sitio), rescaté un artículo que escribí unos meses antes de cumplir 24 años, en el 2013. Al volver a leerlo hace unos días me quedé sorprendido por lo que ya reflexionaba en aquel momento, y que evidentemente con mi crecimiento y madurez personal se puede esperar cambios en mi persona, pero mantengo bastante de esa esencia que se observa en el escrito.

Para ponerte en contexto de la versión de Carlos Bustamante de hace 8 años:

  • Había constituido una organización sin ánimo de lucro, GAPETI, A.C., la cual era la evolución de un proyecto que llamábamos “la Patrulla Ecológica de Tijuana”. Estaba tan ilusionado con esta organización, era mi proyecto de vida (al menos hasta ese momento) y estaba fracasando, me sentía frustrado porque no lograba entender en que estaba fallando ¿a caso no bastaban las buenas intenciones de salvar el planeta?
  • Estaba por cumplir 2 años de haber egresado de la Universidad. Comenzaba a aprender como no era suficiente con estudiar de manera profesional una carrera, que tenía que desarrollar otro tipo de habilidades y que no siempre se ofrecen en la currícula de estudios, o por lo menos no tan profundamente.
  • Me sentía atrapado en una dinámica que había prometido no caer: mi vida empezaba a resumirse (según yo) en despertar, ir a trabajar y dormir. Aquella persona con ilusiones de salvar el planeta estaba atrapado en un túnel al que no se le veía salida, me sentía enojado, furioso con la situación.
  • Derivado de esto comenzaba un proceso de transformación personal caracterizado por leer de manera masiva temáticas que abrirían mi mente, de asistir a cursos y conferencias, de un camino que me llevaría a comprender que yo era el responsable (que no es lo mismo que culpable) de mi situación. Que las cosas eran lo que eran allá afuera y tal vez yo no podía cambiarlas pero si tomar una actitud distinta. Un tiempo después comenzaría un nuevo proyecto ambiental que fue exitoso.

A continuación te voy a pegar el artículo que escribí en aquel momento pero una advertencia, no es corto. Decirte esto puede no ser la mejor estrategia, dicen los expertos que hoy todo tiene que ser breve, pero es bueno que profundicemos, hay cosas que vale la pena que nos tomemos nuestro tiempo. Difícilmente un tik tok de 1 minuto conllevará un cambio trascendental en tu forma de pensar (y si lo hace, yo tendría cuidado).

Te recuerdo, es la versión de Carlos Bustamante a punto de cumplir 25 años, hoy tengo 33. Al final compartiré unas reflexiones y anotaciones.

Acompáñame a este diálogo con mi versión de hace 8 años. (Al momento de escribir esto estamos en octubre del 2021). Mantengo el escrito como originalmente lo redacté, incluyendo posibles puntos de mejora (redacción y ortografía).

Concientizar no es el verdadero reto, ni el más dificil

En este momento estoy a unos cuantos meses de cumplir mis primeros diez años involucrado con el medio ambiente, desde la posición en que tengo que ser y hacer la solución, la posición de médico del planeta tierra.

Has memoria ¿Qué estabas haciendo hace 10 años? piensa en tus aventuras, fracasos, gente que conociste, gente que dejaste de conocer, los lugares que visitaste, alegrías, tristezas. 10 años no son cualquier cosa. Ahora imagínate a un muchacho de 15 años al cual se le empieza a inyectar la idea de que el tendrá una enorme responsabilidad: el cuidado del medio ambiente. Suena bien ¿verdad? de hecho pienso que esto es hasta motivador, saber a donde se dirige tu vida teniendo solo 15 años .

Pues este muchacho (obviamente yo, actualmente a punto de cumplir 25 años), el cual empezaba a recibir educación ambiental formal desde un punto de vista técnico, de repente más enfocado en el “como” sin haber abarcado antes el tan importante “por qué”, no estaba involucrado en acciones que repercutieran en un mejor entorno. Apenas se encontraba llenando con unos cuantos mililitros de agua un gran vaso gigantesco (el de la concientización).

La primera acción social en la que participaría vendría poco menos de un año después. Como casi la mayoría de los estudiantes de preparatoria me encontraba algo preocupado por liberar mis horas de servicio social, de no hacerlo me vería en graves problemas al reinscribirme al siguiente semestre. Salió la oportunidad perfecta: la campaña de colecta de la cruz roja del 2004. Las actividades iniciales fueron sencillas y hasta cierto punto algo enfadosas, salvo el hecho de que varios compañeros estábamos en el mismo lugar, nos la pasamos remachando las alcancías, contando sobres y preparando los paquetes para las escuelas. La parte divertida y de menor duración vendría unas semanas después: la colecta y a la calle .

Para esto creo que es importante señalar que casi todos estamos conscientes de la gran labor de la cruz roja. En algún momento que mi vida esté en riesgo un voluntario de la cruz roja puede ser mi gran héroe. Pues esta conciencia no la vi reflejada en la calle. Era bastante curioso para mi en primer lugar darme cuenta que apoyaban más aquellas personas que reflejaban un estatus económico relativamente bajo. Era como si aquellos que tenían más se tomaran muy apecho aquello de que un peso ahorrado es un peso ganado. Más curioso aún fue haber recibido y escuchado de un gran número de gente (pero afortunadamente no mayor de los que apoyaban) reclamos, si ¡¡¡RECLAMÁNDONOS a nosotros!!!. Que la cruz roja cobra, que son corruptos, que atienden de mala gana, QUE SOMOS MUY CHICOS PARA COMPRENDERLO (nunca subestimen a nadie por ser “chico”) y bla bla bla bla. Una gran lección de vida aprendida y analizada casi 9 años después, no es suficiente con estar concientizados.

Liberé mi servicio social, y luego haría un segundo servicio social (otra gran aventura que luego contaré). Finalizaría el 2004 y casi el 2005, me encontraba en otro gran problema: Prácticas profesionales. ¿Y que creen? pues también se me acababa el tiempo como gran alumno de preparatoria que era.

Visité junto con otro compañero un gran número de empresas en Tijuana, la mayoría maquiladora, esperando que alguien nos aceptara, sin apoyo económico (muchas empresas se ofendían cuando preguntábamos si sería posible una ayudadita que nos permitiera transportarnos). Yo tenía mis dudas ya que tengo que admitir que nunca me ha agradado la idea de trabajar en empresas de este tipo por una particular forma de pensar mía, mi filosofía interior.

No había conseguido ningún lugar donde me aceptaran y el tiempo se me venía encima. Un día cualquiera (que es de esos que cambian tu vida), se presentó una oportunidad de oro. No iba a ganar experiencia en una empresa de prestigio ni apoyo económico, la recompensa a corto, mediano y largo plazo sería invaluable.

Un grupo de estudiantes de dos semestres abajo del mío estaban iniciando por propia voluntad un proyecto diferente: La primera Patrulla Ecológica en Tijuana. Ese día me invitarían a ser parte de ese proyecto, ya que un profesor mío me había recomendado con ellos. Caer en lujo de detalle de lo que pasaría después sería escribir todo un libro. Lo importante para este artículo sería la primer actividad que empezamos como Patrulla Ecológica.

Tuvimos la idea de grabar un documental de la contaminación del agua en Tijuana. Primer (y que se convertiría en único) punto de grabación: El arroyo Alamar.
Recuerden, ya habían pasado 2 años de ese muchachito de 15 años que estaba recibiendo mililitros de agua en un vasote. Pues en un instante esos mililitros se convirtieron en litros y litrotes.

Mis ojos recibirían un impacto espectacular al empezar a mirar un gran número de especies faunística que nunca imaginé ver en Tijuana. Hoy recuerdo muy claro a los patos, garzas, cardenales, y otros animales que sinceramente no supe que eran (un pretexto perfecto para volver a ver esas grabaciones). Ahora, quiero que se imaginen alguna imagen o documental que hayan visto sobre algo contaminadísimo, de esas catástrofes que pueden ocurrir en cualquier país lejano del nuestro y que nunca visitaremos. Ahora combinen esa imagen con la última que les describí de los patos, fusiónenla, encímenla, háganla una sola. El resultado no puede ser bueno. Eso mismo vi yo. La fauna conviviendo “alegremente” con la contaminación ( y vaya que encontramos cosas muy extrañas).

Lo asombroso fue que en un instante fui capaz de concientizarme en un 1000% o hasta un millón % de lo que había logrado en 2 años de educación formal. Que fácil fue concientizarme, solo era cosa de verlo con mis propios ojos ( y tener la aventura de meterme a un lugar peligrosísimo). La magia había empezado. La explosiva concientización de un instante se acumulaba. Empezar a conocer gente involucrada, conferencias, artículos, todo ello tendría una consecuencia: La acción.

Lo mejor de la semana era participar con la Patrulla Ecológica, sea plantado arbolitos, en limpiezas, en comités, en lo que fuera. A partir de ese momento por primera vez lo que recibía en la escuela me quedaba corto, ya no me bastaba y quería más. Este momento marcaba un antes y un después en mi vida. Había tomado la decisión de seguirme preparando, pero mi motivación no era tener un buen puesto de trabajo, un buen sueldo y cosas de ese tipo, no, mi motivación era (y es) prepararme y crecer para la Patrulla Ecológica.

Súmenle 2 ½ años más. Un cambio radical sucedería. Ya no se trataba solo de participar en acciones a favor del medio ambiente. Ahora yo estaba a cargo de la Patrulla Ecológica. Hasta ese momento yo nunca me había imaginado en la posibilidad de estar al frente de un proyecto que involucra mover personas. Se trataba de otra aventura más. Ahora personalmente y en los próximos 4-5 años me daría cuenta de lo detallado e importante que es el arte de liderar.

En todo este tiempo me he parado frente a una numerosa cantidad de personas, y he visto a otros compañeros y amigos hacerlo, desarrollando un tema para concientizar sobre las problemáticas ambientales utilizando distintas técnicas. Cumplido el objetivo las expresiones casi siempre son las mismas sin importar si se trata de niños o adultos, la “cara de asombro”.

En algún momento, aunque se trate de un público difícil, se puede impactar y por lo tanto concientizar. Cada amigo y conocido mío ha desarrollado sus propias técnicas para lograrlo. En mi caso me he confiado de mi habilidad de hablar y de tener fotografía o video de casi todo.

Si tomamos en cuenta que la mayoría de los grupos y asociaciones involucradas con el medio ambiente, y otras causas sociales tienen por objetivo o por misión el “crear conciencia”, o el “educar”, “el dar a conocer”, “enseñar”, y entonces pensaríamos que todo esta bien. En efecto, estamos haciendo bien con estas acciones, pero solo es el primer escalón de una subida de 1000 escalones. Una pequeña rebanada del pastel completo. Un mililitro del llenado del vaso.

Muchos de nosotros, después de una acción de concientización concluimos con una pregunta del tipo ¿Quién está dispuesto a participar? ¿A integrarse? ¿A unirse con nosotros? Aquí empieza el verdadero reto.

Todos estamos concientizados del peligro de manejar en exceso de velocidad, de los problemas a la salud por fumar o de la comida chatarra, de la importancia de apoyar a la Cruz Roja o cualquier otra asociación. ¿Cuántos pasamos la barrera de la concientización? El otro lado de la barrera de la concientización se refiere a la acción. Las cosas se vuelven más complicadas. No a todos les gusta la acción, el movimiento, el esfuerzo. Es más cómodo estar concientizado y pasar el mensaje.

Es por ello que desde mi punto de vista el verdadero reto es COMPROMETER. Y quisiera pasarles una frase que a cada momento cruza por mi cabeza, sobre todo si estas en una posición en la que quieres involucrar a personas por un bien común:

NO ES LO MISMO GENTE CONCIENTIZADA QUE GENTE COMPROMETIDA

Y quiero ejemplificarlo de la siguiente manera. A lo largo de estos casi 10 años he aprendido que existen 4 tipos de personas:

La gente que esta concientizada pero no comprometida. Aquella que sabe la importancia de cambiar, que entiende los problemas, pero que sin embargo no quiere ser parte de la solución. Casi pasaría por ser neutra en la situación, estaría entre la frontera de ser una persona que solo se limite a pasar la información a otros (y lo menciono así ya que pasar la información es concientizar, que sabemos es muy importante), o bien no hacer nada. Sin duda serían grandes elementos si logramos comprometerlos.

La gente que no está concientizada pero si comprometida. Parece ilógico pero hay muchísimas personas en esta situación. No saben o no entienden el porqué participar más allá de “es que está bien”, “es lo correcto” o “me siento bien haciéndolo. Yo he tratado con muchas de estas personas de este tipo, por lo regular son aquellas que buscan algo más en su vida rutinaria y que se buscan un tiempo libre para hacerlo. Lo fabuloso es que con ellos el trabajo difícil ya está hecho, ya están comprometidos. Si a estas personas las concientizamos no habrá límites.

La gente que esta concientizada y comprometida. Lo ideal, saben y entienden perfectamente la situación y no paran ahí, quieren ser parte de la solución. Por lo regular no tienen pretexto para no participar.

La gente que ni esta concientizada ni comprometida. La cual sobraría una explicación al respecto.

Por lo tanto debemos enfocarnos en la concientización como punto de partida, pero en el compromiso como verdadero indicador del éxito de nuestras acciones.

¿Cómo comprometer a la gente? Cada individuo es único. Pasé dos años recibiendo educación ambiental formal pero avance al compromiso al estar en persona frente al problema, y continúo con compromiso creyendo en un proyecto.

Pero no todos funcionan así. Alguien que consuma muchos alimentos ricos en grasas estará concientizado sobre la problemática que en cualquier momento le traerán sus hábitos. Es posible que ya esté sufriendo las consecuencias de un colesterol alto pero no se comprometerá a cambiar hasta que sufra un ataque cardiaco.

Para alguien que acostumbre a manejar en exceso de velocidad, creará conciencia al observar accidentes o verse casi involucrado en alguno, probablemente se comprometerá por algunos momentos a moderar su velocidad, pero no será hasta el momento en que sufra un accidente cuando se comprometa totalmente a mejorar su conducción. A esto me refiero que generar compromiso de la gente no siempre depende al 100% de nosotros. Algunas personas inmediatamente se comprometerán, otros hasta que su círculo de influencia este comprometido y siga la moda, otros hasta que suceda algo extremo.

¿Quieres generar compromiso? Te obsequio los siguientes consejos:

  • Se tú la persona más comprometida. No puedes pedirle a los demás lo que tú no eres, debes ser congruente con lo que sale de tu boca y las acciones que realizas, pon el ejemplo.
  • Liderazgo, liderazgo y más liderazgo. Empieza siendo un líder, lee libros de liderazgo, toma cursos de liderazgo y rompe viejos paradigmas. Pero no solo eso, crea nuevos líderes. Al final pienso que una nueva persona comprometida es un nuevo líder y la tendencia de ese nuevo líder es generar nuevos líderes.
  • Integra tu círculo de gente comprometida. ¿Y porque lo creo? es casi por instinto que la gente tenderá a comportarse a como lo hace la mayoría.
  • Si participas en acciones filantrópicas en alguna ONG, fija tus objetivos y tus indicadores más allá de crear conciencia, busca crear compromiso y acción.

8 años despúes, sigo creyendo que concientizar no es el verdadero reto

Me resulta divertido y energizante tener este diálogo conmigo mismo, en mi versión de hace 8 años. Aunque el tiempo pueda resultar relativo, esos 8 años han sido toda una aventura, y apenas comienza.

El mundo en el que me encuentro está en un reto contra reloj. El cambio climático se ha vuelto el mayor reto que enfrenta nuestra generación y es para el 2030 donde podremos visualizar si estamos más cerca de una victoria o de una derrota.  Hemos pasado de estar en una etapa en que solo a unos cuantos les interesaba el cuidado del medio ambiente, a que esto se vuelva una tendencia, ya no existen los hippies raritos que se amarran a un árbol, hoy ya es de lo más normal.

Aunque el artículo fue escrito en el 2013 aún no dimensionaba la importancia de las redes sociales virtuales, hoy tienen un peso enorme por simplemente compartir información. Algunos puntos que podría actualizar o adicionar al artículo original son:

  • Mantengo la clasificación de las 4 tipo de personas, pero en el caso de aquellas que “están concientizadas pero no comprometidas” vale la pena que señale esa importancia que hay de compartir información. Se pueden lograr cosas enormes (y se han logrado) detrás de un tweet. Sin embargo claro que existen aquelas que dicen y no hacen. Para no ir más lejos, en el episodio 75 de mi podcast -El impacto de los plásticos 2.0-, mencionaba la anécdota de una ex compañera de trabajo la cual exigía de una muy mala manera al resto de mis amigos prácticas en favor del medio ambiente como la prohibición de llevar desechables al espacio de trabajo, pero al momento en que era la hora de la comida ella compraba sopas instantáneas (ya sabes cual marca, la que empieza con M) que está en un contenedor desechable muy contaminante para el medio ambiente, lo peor es que lo presumía (y lo sigue haciendo). Obviamente se volvía alguien a quien no le prestaban atención, no era congruente, era una persona concientizada pero no comprometida. Sin embargo, no diré que yo soy perfecto, soy humano y me equivoco, estoy en un proceso de mejora, por eso tenemos que ser cuidadosos cuando transmitimos información.
  • Aquello de que las personas con menos recursos eran las que mas apoyaban, hoy no estoy de acuerdo y tal vez solo era un prejuicio, al final es común escuchar eso mismo en la calle. En este camino me he ido relacionando con personas de distintos niveles socioeconómicos, todos ayudan y a veces quienes más lo hacen son sumamente discretos. No porque no des una moneda en la calle significa que no realizas donativos.
  • He confirmado la importancia del liderazgo, si quieres salvar al mundo se un líder. Liderazgo no es fama, es influencia, y aunque tal vez lo ideal es ser influyente de manera masiva, no tienes ni la menor idea del impacto enorme que significa influir en una sola persona (y esto no se refiere al número de seguidores de redes sociales virtuales).

Espero que este post te haya resultado útil. Si así lo fue compártelo con otras personas. ¿Eres una persona concientizada y comprometida? ¡Trabajemos en ello!

Concientizar no es el verdadero reto
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Johanny

Muy interesante saber de esa faceta de tu vida y ver que aún luchas por eso, en mi opinión falta más educación ambiental desde la base de los niños para que se pueda generar el cambio radical.

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